miércoles, 27 de noviembre de 2013

Cueva del Tesoro. Sorbas

En el lateral de la rambla se abre la boca del Tesoro, una rampa nos da acceso a un pequeño pozo, realizando un sencillo destrepe, comenzamos a internarnos en un estrecho meandro de paredes altas, lisas, redondas, horadadas por el poder del agua.
Éste surco descendente tras varios quiebros en un giro a la derecha bajo nuestros pies se abre una profunda grieta. Llegamos al pasamanos equipado por anclajes químicos mas cuerda, divertido, fácil.
Continuamos por el angosto meandro, derecha, izquierda, giro otra vez,  llegamos a su final. El primer pozo también equipado por químicos mas cuerda de nudos, el descenso no es directo sino fraccionado siendo fácil y divertido.
Abajo vemos una amplia sala, buscamos el meandro, ya en él, tras pasar una gran losa de roca, trepamos por la pared de la derecha, con el techo de la sala sobre nuestras espaldas avanzamos a gatas en paralelo al
meandro que finaliza en un sifón, a los pocos metros giramos a la izquierda, cruzamos por encima del meandro hasta un pasillo que se bifurca hacia abajo o a la derecha. Decidimos ir hacia abajo, un pequeño salto nos deja en una ínfima sala la cual alberga un racimo de estalactitas espectaculares. Continuamos entre estrecheces desembocando en un cruce de dos pasillos, ambos terminan en sifones.
Los dos son el tesoro de la cueva. Pasillos de cuento, sus altas paredes están construidas por cristales de yeso de gran tamaño. (Dicen que son los mas grandes de Europa) a la luz de los frontales se tornan como si de pepitas de oro gigantes se tratasen, son de una gran belleza.
Dejando atrás esos pasillos de ensueño, ascendemos y buscamos la otra bifurcación, es amplia, cómoda, los espeleotemas se suceden a ambos lados, el techo va descendiendo, la galería termina, podemos decir que se transforma en una pequeña sala poseedora de grandes cristales de yeso, otro rincón mágico.
Desandamos lo andado hasta nuestro fiel meandro, pasamos la losa de roca, a nuestra derecha superior vemos el tramo final de la cuerda de nudos, seguimos por el meandro, a la izquierda se abre una nueva galería, optamos por ésta ruta realizando una pequeña escalada que nos sitúa en una sala con estalactitas adornando el techo. Un hito de piedras nos marca una pequeña galería, que da acceso a una sala bañada por la luz del día a causa de un pozo. Ésta sala presenta formaciones de aspecto siniestro quizás por su color gris. Proseguiremos sorteando unos cuantos recovecos para vernos otra vez en nuestro inseparable meandro, estrecho, alto, liso, descendente. Rápidamente encontramos el segundo pozo de poca altura también equipado,
al estar la cuerda dura, se desciende con ocho o en contraposición, a escasos metros nos situamos en el tercer pozo, vemos la antigua aquipación (clavija mas mosqueton ya obsoletos), enfrente la nueva equipación, químicos, cadena, argollas,cuerda por estar dura descendemos con ocho. Al final del pozo aparece una sala, la mas grande que hemos visto, aproximadamente en su centro vemos pendiendo del techo unas magníficas estalactitas, el suelo es bastante polvoriento. En un extremo apreciamos otro sifón.
 Bordeando hacia abajo un gran macizo de roca, buscamos el seco curso del agua llegando a un caos de bloques hasta la salida por el barranco del Tesoro.

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