domingo, 12 de enero de 2014

Sima SO-21



Un recorrido mágico por las entrañas del Karst de Yesos.
Efectuamos el descenso a través de una dolina de filtración o también llamado lapiaz, en la zona intermedia del hundimiento hallamos una clavija donde instalamos una cuerda auxiliar o de respeto, con un pequeño destrepe, nos situaremos en este singular pozo. Se aconseja revisar los seguros realizados en natural. Con objeto de reforzar la seguridad, Cota Máxima instaló un cable de acero con mosquetón. Dispondremos un nudo ocho de doble oreja, para descender a una de las cavidades mas espectaculares del karst.
Ya en el interior, veremos meandros con direcciones opuestas. Uno a través de una galería de aspecto gótico y suelo arenoso nos conduce a un sifón. Volviendo sobre nuestros pasos seguiremos la dirección del otro sinuoso meandro hasta encontrar un largo pasamanos muy divertido a base de químicos y maillones, finalizando en una cuerda de nudos con una estribera deficitaria.
 
 Mas adelante llegamos a una conexión con la Cueva del Agua, continuando por el meandro veremos una fractura la cual salvaremos en contraposición, divertida como el pasamanos. Seguimos la travesía por la galería descubriendo como se suceden pequeños meandros muy interesantes de visitar por la concreción de espeleotemas. Hasta este momento la travesía es caprichosa pero muy cómoda alcanzando el punto denominado "el bloque". La senda subterránea parece cerrarse, da la impresión que la cueva a finalizado pero en su base, veremos un paso que nos obliga durante unos pocos metros a reptar sintiendo la solidez "del bloque" sobre nuestras espaldas. Al ser ancho no existe la sensación de agobio.
A partir de este punto la cueva se transforma y despliega a través de galerías y meandros toda la belleza que la caracteriza. La sucesión de formaciones es indescriptible, espeleotemas de yeso de gran tamaño nos rodean invitándonos a descubrir sus pequeños detalles. No obstante la cueva no da tregua, el dinamismo de la travesía no se pierde en su recorrido. Tras el pasaje de los gours, la cavidad va disminuyendo en altura preparándonos para el laberíntico caos de bloques y su gatera con pasos especialmente estrechos y muy atractivos siendo el "hall" de la salida a las inmediaciones de las Viñicas y El Marchalico, un lugar a nuestro parecer mítico en Sorbas.